jueves, 6 de septiembre de 2012

DIOS DAME PERSEVERANCIA


Virtud difícilLo difícil no es comenzar algo en la vida, sino continuar con constancia hasta el final. «El que persevera hasta el fin será salvo» (Mt. 10, 22). ¿De qué sirve empezar y no terminar, como el que empezó a construir la torre y la dejó a medias?¿Qué vale una vida de fervor y santidad si no se persevera en ella?

No debe tener en cuenta el cristiano, decía San Jerónimo, sus comienzos, sino su término. Lo importante no es empezar sino acabar bien. «Nadie, después de haber puesto la mano en el arado y que ponga la vista, es apto para el reino de Dios» (Lc 9, 62). San Bernardo escribe: «a los que empiezan se les promete el premio, pero no se da sino a los que terminan».

La perseverancia aquilata las virtudes

La perseverancia es la que da valor definitivo a las demás virtudes, pues la virtud más grande pierde todo su mérito si no va unida a la perseverancia. Por muy pequeña que sea una virtud, sólo por ir acompañada de la perseverancia ya vale mucho.

San Pablo dice: «¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred, pues, de modo que lo alcancéis» (1 Col. 9, 24). En Getsemaní ruega Jesús: «Padre mío, si es posible, posible pase de Mí este cáliz; pero, no se haga como yo quiero, sino como quieres Tú» (Mt. 26, 39). La gracia de la perseverancia es la gracia de las gracias que debemos pedir sin cesar para no desmayar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario