viernes, 16 de septiembre de 2011

EL QUE DOMA SU CUERPO...

21 de Febrero
 San Pedro Damián
Cardenal, Obispo de Ostia
Jesús es bajado de la CruzDoctor de la Iglesia (año 1072).
Damián significa: el que doma su cuerpo. Domador de sí mismo.
San Pedro Damián fue un hombre austero y rígido que Dios envió a la Iglesia Católica en un tiempo en el que la relajación de costumbres era muy grande y se necesitaban predicadores que tuvieran el valor de corregir los vicios con sus palabras y con sus buenos ejemplos. Nació en Ravena (Italia) el año 1007.
Quedó huérfano muy pequeñito y un hermano suyo lo humilló terriblemente y lo dedicó a cuidar cerdos y lo trataba como al más vil de los esclavos. Pero de pronto un sacerdote, el Padre Damián, se compadeció de él y se lo llevó a la ciudad y le costeó los estudios. En honor a su protector, en adelante nuestro santo se llamó siempre Pedro Damián.
El antiguo cuidador de cerdos resultó tener una inteligencia privilegiada y obtuvo las mejores calificaciones en los estudios y a los 25 años ya era profesor de universidad. Pero no se sentía satisfecho de vivir en un ambiente tan mundano y corrompido, y dispuso hacerse religioso.
Estaba meditando cómo entrarse a un convento, cuando recibió la visita de dos monjes benedictinos, de la comunidad fundada por el austero San Romualdo, y al oírles narrar lo seriamente que en su convento se vivía la vida religiosa, se fue con ellos. Y pronto resultó ser el más exacto cumplidor de los severísimos reglamentos de su convento.
Pedro, para lograr dominar sus pasiones sensuales, se colocó debajo de su camisa correas con espinas (cilicio, se llama esa penitencia) y se daba azotes, y se dedicó a ayunar a pan y agua. Pero sucedió que su cuerpo, que no estaba acostumbrado a tan duras penitencias, empezó a debilitarse y le llegó el insomnio, y pasaba las noches sin dormir, y le afectó una debilidad general que no le dejaba hacer nada. Entonces comprendió que las penitencias no deben ser tan exageradas, y que la mejor penitencia es tener paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen, y que una muy buena penitencia es dedicarse a cumplir exactamente los deberes de cada día y a estudiar y trabajar con todo empeño.
Esta experiencia personal le fue de gran utilidad después al dirigir espiritualmente a otros, pues a muchos les fue enseñando que en vez de hacer enfermar al cuerpo con penitencias exageradas, lo que hay que hacer es hacerlo trabajar fuertemente en favor del reino de Dios y de la salvación de las almas.
En sus años de monje, Pedro Damián aprovechó aquel ambiente de silencio y soledad para dedicarse a estudiar muy profundamente la Sagrada Biblia y los escritos de los santos antiguos. Esto le servirá después enormemente para redactar sus propios libros y sus cartas que se hicieron famosas por la gran sabiduría con la que fueron compuestas.
En los ratos en que no estaba rezando o estudiando, se dedicaba a labores de carpintería, y con los pequeños muebles que construía ayudaba a la economía del convento.
Al morir el superior del convento, los monjes nombraron como su abad a Pedro Damián. Este se oponía porque se creía indigno pero entre todos lo lograron convencer de que debía aceptar. Era el más humilde de todos, y pedía perdón en público por cualquier falta que cometía. Y su superiorato produjo tan buenos resultados que de su convento se formaron otros cinco conventos, y dos de sus dirigidos fueron declarados santos por el Sumo Pontífice (Santo Domingo Loricato y San Juan de Lodi. Este último escribió la vida de San Pedro Damián).
Muchísimas personas pedían la dirección espiritual de San Pedro Damián. A cuatro Sumos Pontífices les dirigió cartas muy serias recomendándoles que hicieran todo lo posible para que la relajación y las malas costumbres no se apoderaran de la Iglesia y de los sacerdotes. Criticaba fuertemente a los que son muy amigos de pasear mucho, pues decía que el que mucho pasea, muy difícilmente llega a la santidad.
A un obispo que en vez de dedicarse a enseñar catecismo y a preparar sermones pasaba las tardes jugando ajedrez, le puso como penitencia rezar tres veces todos los salmos de la Biblia (que son 150), lavarles los pies a doce pobres y regalarles a cada uno una moneda de oro. La penitencia era fuerte, pero el obispo se dio cuenta de que sí se la merecía, y la cumplió y se enmendó.
Los dos peores vicios de la Iglesia en aquellos años mil, eran la impureza y la simonía. Muchos sacerdotes eran descuidados en cumplir su celibato, o sea ese juramento solemne que han hecho de esforzarse por ser puros, y además la simonía era muy frecuente en todas partes. Y contra estos dos defectos se propuso luchar Pedro Damián.
Varios Sumos Pontífices, sabiendo la gran sabiduría y la admirable santidad del Padre Pedro Damián, le confiaron misiones delicadísimas. El Papa Esteban IX lo nombró Cardenal y Obispo de Ostia (que es el puerto de Roma). El humilde sacerdote no quería aceptar estos cargos, pero el Papa lo amenazó con graves castigos si no lo aceptaba. Y allí, con esos oficios, obró con admirable prudencia. Porque al que es obediente consigue victorias.
Resultó que el joven emperador Enrique IV quería divorciarse, y su arzobispo, por temor, se lo iba a permitir. Entonces el Papa envió a Pedro Damián a Alemania, el cual reunió a todos los obispos alemanes, y valientemente, delante de ellos le pidió al emperador que no fuera a dar ese mal ejemplo tan dañoso a todos sus súbditos, y Enrique desistió de su idea de divorciarse.
Sus sermones eran escuchados con mucha emoción y sabiduría, y sus libros eran leídos con gran provecho espiritual. Así, por ejemplo, uno que se llama "Libro Gomorriano", en contra de las costumbres de su tiempo. (Gomorriano, en recuerdo de Gomorra, una de las cinco ciudades que Dios destruyó con una lluvia de fuego porque allí se cometían muchos pecados de impureza). A los Pontífices y a muchos personajes les dirigió frecuentes cartas pidiéndoles que trataran de acabar con la Simonía, o sea con aquel vicio que consiste en llegar a los altos puestos de la Iglesia comprando el cargo con dinero (y no mereciéndolo con el buen comportamiento). Este vicio tomó el nombre de Simón el Mago, un tipo que le propuso a San Pedro apóstol que le vendiera el poder de hacer milagros. En aquel siglo del año mil era muy frecuente que un hombre nada santo llegara a ser sacerdote y hasta obispo, porque compraba su nombramiento dando mucho dinero a los que lo elegían para ese cargo. Y esto traía terribles males a la Iglesia Católica porque llegaban a altos puestos unos hombres totalmente indignos que no iban a hacer nada bien sino mucho mal. Afortunadamente, el Papa que fue nombrado al año siguiente de la muerte de San Pedro Damián, y que era su gran amigo, el Papa Gregorio VII, se propuso luchar fuertemente contra ese vicio y tratar de acabarlo.
La gente decía: el Padre Damián es fuerte en el hablar, pero es santo en el obrar, y eso hace que le hagamos caso con gusto a sus llamadas de atención.
Lo que más le agradaba era retirarse a la soledad a rezar y a meditar. Y sentía una santa envidia por los religiosos que tienen todo su tiempo para dedicarse a la oración y a la meditación. Otra labor que le agradaba muchísimo era el ayudar a los pobres. Todo el dinero que le llegaba lo repartía entre la gente más necesitada. Era mortificadísimo en comer y dormir, pero sumamente generosos en repartir limosnas y ayudas a cuantos más podía.
El Sumo Pontífice lo envió a Ravena a tratar de lograr que esa ciudad hiciera las paces con el Papa. Lo consiguió, y al volver de su importante misión, al llegar al convento sintió una gran fiebre y murió santamente. Era el 21 de febrero del año 1072. Inmediatamente la gente empezó a considerarlo como un gran santo y a conseguir favores de Dios por su intercesión.
El Papa lo canonizó y lo declaró Doctor de la Iglesia por los elocuentes sermones que compuso y por los libros tan sabios que escribió.
San Pedro Damián: consíguenos de Dios la gracia de que nuestros sacerdotes y obispos sean verdaderamente santos y sepan cumplir fielmente su celibato.

PARA MEDITAR

VIVIR AUSTERAMENTE EN UN ENTORNO CONSUMISTA
El estado de la cuestión
Vivimos en un entorno donde el consumo se ha convertido en una de las actividades cotidianas más habituales. Es necesario partir de esta realidad y de esta normalidad: en nuestra sociedad, consumir es una necesidad que nos permite al mismo tiempo cubrir y satisfacer necesidades de diferentes tipos: alimentación, vestido, vivienda, bienestar, cultura, ocio…Ahora bien ¿no consumimos más de lo que realmente debemos?
A menudo compramos productos que, seguramente, no necesitamos pero que se no presentan a nuestros ojos disfrazados de falsas utilidades y mensajes atractivos que nos hacen creer que obteniéndolos seremos más felices. En este contexto, vivir austeramente, es decir, moderar nuestro consumo dentro de unos márgenes razonables es un acto de coraje y al mismo tiempo de justicia porque a menudo implicará ir a contra corriente y no perder de vista los colectivos sociales que viven en situación de desventaja y desigualdad social.
De hecho, no deja de sorprender que aquellos que menos tienen sean los que están más dispuestos a dar y a compartir. Uno experimenta que ciertamente cuando más se tiene más se desea y aquello que tenemos nos acaba poseyendo de tal manera que configura una manera de ser desconfiada, vanidosa y egoísta, siempre temerosa y al acecho de lo que nos puedan quitar o de lo que podamos perder. Una actitud que lleva a la competitividad (para no ser menos que este o aquel…) y a la insatisfacción constante (siempre se quiere más) por tanto al encuentro frustrante con las cosas y al desencuentro angustioso con las personas.
Pero aquellos que ya lo tienen todo perdido o tienen bien poca cosa que perder son capaces de poner a disposición de los otros, sin avergonzarse, su propia indigencia y de darnos una gran lección de humanidad porque saben que su mayor riqueza, lo más preciado que tenemos todos no tiene nada que ver con los bienes y las posesiones materiales, sino que radica en el propio interior más profundo, en el corazón dispuesto a darse a acoger y a amar y eso nadie nos lo puede arrebatar.
Será que la generosidad y la hospitalidad deben estar estrechamente ligadas también a la desposesión de todo aquello que nos aliena, a la vida sobria y a saber aferrarnos a nuestra riqueza interior.
Las principales fuentes de presión:
Si la sobriedad es una fuente de felicidad, en primer lugar habrá que ser conscientes de las diferentes fuentes de presión que intervienen en la actividad de consumir sin medida, porque ser consciente de estas fuentes es el primer paso para poder regular su efecto.
Una de las principales fuentes de tensión son los
Esta fuente de presión mediática impregna todos los ámbitos de nuestra vida generando otras fuentes de presión. Un segundo bloque lo encontramos en la
Habrá que saber encontrar la medida justa entre aquello que es necesario para la correcta socialización y lo que traspasa los límites de una educación en los valores de la responsabilidad, la solidaridad y la justicia.
Finalmente podríamos señalar también la presión social que en determinados momentos juega
medios de comunicación. Estos nos bombardean continuamente y nos crean falsas necesidades en las que caemos con frecuencia. Nos lanzan el mensaje de que con dineros lo podemos comprar todo y podemos tener una vida fácil y cómoda porque podemos tener todo a nuestro alcance, TV de alta resolución que nos permite disfrutar de un "cine en casa", el coche más potente, servicios de toda clase a domicilio…Ante esta realidad es preciso ayudar a descubrir que el verdadero bienestar y la verdadera felicidad están más allá de la posesión de bienes materiales. presión de los iguales o amigos. Cuántas veces no habremos oído decir a uno de nuestros hijos aquello de: "como todos mis amigos tienen una video-consola, o llevan una ropa de la marca X, o… ¡Yo no puedo ser menos! la familia. En esta sentido cabe decir que uno de los fenómenos que se producen en muchas familias de nuestra sociedad es la sobreprotección de los hijos en muchos niveles. ¿Cuántas veces sino llenamos con exceso de caprichos o regalos innecesarios a nuestros hijos y cedemos a sus exigencias? Pensemos especialmente en determinadas épocas del año como las Navidades, aniversarios, etc.
Vivir austeramente:
Ante toda esta realidad la opción por la austeridad parará por una cierta actitud de
para construir, para inventar nuevos entornos de sentido y alternativas que nos devuelvan a la dignidad y nos orienten a la verdadera libertad y felicidad. Tiempo para construir una vida más sobria, tratando de limitar la interminable lista de productos innecesarios que acabamos acumulando a lo largo de las semanas a un número de cosas que sean razonables y realmente provechosas, compartiendo espacios de tiempo y de vida con aquellos que realmente lo esperan, buscando espacios de silencio y de interiorización que nos ayuden a redescubrirnos de nuevo, disfrutando y celebrando las fiestas con regalos alternativos elaborados por nosotros o de consumo solidario. Tiempo para compartir "el tiempo", bien escaso de nuestra sociedad, y todo nuestro ser con nuestros hijos y familia, para reír y jugar juntos, para contemplar lo nuevo que nace y crece a nuestro alrededor y para agradecer todo lo que tenemos. Tiempo para ir tejiendo aquella alegría que nace del fondo del corazón, la de sabernos amados y con capacidad de amar, la que no responde a la sonrisa fácil y fugaz de una ilusión material obtenida, sino la perdura y llega también al corazón del otro.
También la verdadera libertad pasa a menudo por saber tener coraje y no dejar de ir a contracorriente. A tal efecto, para vivir más austeramente apuntamos las siguientes tareas fundamentales:
- En primer lugar, tal como se ha dicho, ayudar a
- En segundo lugar esta tarea de información y sensibilización no puede ser neutra y se ha de dirigir hacia una
- En tercer lugar esta tarea implica
 
resistencia. Resistirnos a comprar el nuevo modelo de telefonía móvil para niños, o a malbaratar comidas o cenas opulentas mientras en la misma ciudad hay gente que pasa hambre y frío. Tiempo de resistencia, sí, pero sobre todos, tiempo para crear, tomar consciencia de las diferentes presiones que recibimos y que nos impulsan a consumir. Esta toma de consciencia implica una tarea de información y de sensibilización de las trampas que nos ofrece la sociedad, poniendo en evidencia los falsos "valores añadidos" que van asociados a determinados productos. Habrá que saber leer la información que recibimos de los medios de comunicación y dar a conocer que, por ejemplo, aquella empresa deportiva que tanto anhelamos atenta contra los derechos humanos al tener trabajadores del tercer mundo en situación de explotación y maltrato laboral. O que los productos caducados de la marca X que tanto se ha lucido haciendo marketing son enviados a los países pobres produciendo enfermedades a sus ciudadanos. visión crítica que enseñe a argumentar y justificar el uso y la necesidad de las cosas. Que permita relativizar y poner en cuestión los mensajes falsos que se asocian a la venta de determinados productos y podamos discernir con claridad las cualidades, los componentes, y las ventajas e inconvenientes de cada producto. También habrá que discernir cuáles son los productos que podríamos reducir. Por ejemplo el consumo de agua, luz, ¿gasolina? determinados productos químicos, son aspectos que afectan a la sostenibilidad del planeta y que hay que enseñar a regular. ser creativo y buscar alternativas atractivas al consumo. Los valores añadidos a determinados productos, que antes mentábamos, pueden ser sustituidos fácilmente si ponemos imaginación en ello. De esta forma podemos plantear, por ejemplo, que construirse uno mismo las cosas puede tener incluso más valor que comprarlas hechas e incluso puede ser más divertido. Por otro lado el reciclaje de muchos productos que están a nuestro alcance y que a menudo tiramos nos presentan unas posibilidades ilimitadas para evitar consumir nuevamente, con imaginación y creatividad lo podemos conseguir.
Puntos de reflexión:
1. ¿Creéis que hay cosas que tenéis o que adquirís pero que en el fondo no necesitáis? ¿Cuáles? ¿Dónde estaría el límite entre la necesidad real y la creada?
2. ¿Creéis conveniente reducir o eliminar alguno de estos aspectos? ¿Por qué? ¿Cómo lo haríais?
3. ¿En qué ámbitos de la vida cotidiana nos cuesta más ser austeros? ¿A qué nos costaría más renunciar?
4. ¿Qué ventajas pensáis que comporta vivir austeramente?
5. ¿Cuáles son las principales dificultades con que os encontráis?
6. Como cristianos ¿qué actitudes de fondo pensáis que habría que educar en la familia en este contexto social de consumismo?
 
Textos bíblicos:
-Mt 6, 25-30 "No os preocupéis de lo que comeréis o beberéis"
-Mt 5, 1-11 Las Bienaventuranzas
-Tt 2, 11-13 "Vivir una vida de sobriedad"
-1r Sa 2, 7-8 "Es el Señor quien da la pobreza y la riqueza"
Bibliografia:
BAUMAN, Zygmunt (2007):
LIPOVETSKY,G. (2007):
CORTINA, A. (2002):
LECLERC,E. (1981):
GRÜN, A. (2002):
Barcelona, marzo de 2008
Vida de consumo. Ed. FCE La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo. Ed.Anagrama. Por una ética del consumo. Ed.Taurus Saviesa d’un pobre. Francesc d’Assís. Ed. Claret. Benito de Nursia. Espiritualidad enraizada en la tierra. Ed-Herder. Delegación Diocesana de Pastoral Familiar. – Diputación 231 – 08007 Barcelona. E-mail: familia@arconet.es Depósito Legal: B-46.502-2005

jueves, 8 de septiembre de 2011

SAN GREGORIO MAGNO



3 de Septiembre

San Gregorio MagnoPapa y doctor de la Iglesia

San Gregorio MagnoSeñor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, te pedimos que, por intercesión del papa San Gregorio Magno, concedas el Espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de sus pastores. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.  
Gregorio significa "el Vigilante", en Griego
N
ació y murió en Roma en 540 y 604.
E
studió Derecho y en 573 fue nombrado Prefecto.
C
omo heredó la fortuna de su padre, construyó varios monasterios en Roma y se retiró al Monte Celio.Fue ordenado diácono y en 578 el Papa Benedicto I lo ordenó presbítero.Fungió como Nuncio en Constantinopla entre 579 y 586. Tres años después fue elegido Papa, misión en que se distinguió por su oratoria, política tolerante, administración atinada, interés misionero en Inglaterra y España y tacto en la reforma del clero y la liturgia. Su acción pastoral se refleja en varias de sus obras: Regla pastoral, Diálogos, Sacramentario y Antifonario.Se distinguió, también, por su obra bíblica (varios comentarios), ascética (su Moralina) y epistolar (859 cartas). Apenas muerto, fue venerado como santo y la tradición lo asumió como Patrón de los liturgistas, sabios e investigadores, por su amplia erudición; de los músicos, chantres y cantores, por la escuela de canto que fundó (cantos gregorianos); Defensor contra la enfermedad de la gota y la peste; y Abogado de las almas del purgatorio por las "misas gregorianas" que hasta él se hicieron remontar.
San Gregorio Magno
En la iconografía aparece, como todos los papas, con la tiara y la cruz papal; en calidad de Padre de la Iglesia (uno de los cuatro grandes de Occidente) al que la tradición conoce como El Grande; y como monje. Una paloma, símbolo de inspiración, una cartela con notas musicales, los emblemas pontificios y el ánima sola o varias almas del purgatorio son sus atributos principales.